En Mallorca recordé la calidez humana de mis bisabuelos, ellos me hacían oler los tomates y especias que tenían en su quinta al lado de su casa. Estas maravillosas personas reafirmaron lo que alguna vez estudie en la facu, HOSPITALIDAD (Amabilidad y atención con que una persona recibe y acoge a los visitantes o extranjeros en su casa o en su tierra.) y ellos la cumplieron a rajatabla.
Me aloje en la casa de los papas de mi gran amigo Joan Baltazar. Y al conocer a sus padres comprendí una vez más que la manzana no cae lejos del árbol.
Me arrepiento de no haber sacado mas fotos. No entiendo aun que me paso. porque las tengo todas en mi Disco Rígido Cerebral.
Santa Margalida , Muro y sus cercanías, Cant Picafort, SonSerra, sus playas silenciosas y solitarias. Ese pueblo del 1400. Pero vuelvo a lo enriquecedor que es ser alojado por locales, vivir desde adentro el destino. Sus comidas, sus olores, idioma, costumbres, la playa NO de moda.
Agradecer es parte del día y pedir volver y poder viajar y viajar… y viajar. Salud.